Constelaciones Familiares y Pensamiento Sistémico
Artículo de Lola Rosa publicado en Sala-Mandra el 13 Junio de 2017
La primera vez que escuché este nombre, me llamó mucho la atención, porque lo relacionaba con la astrología, luego, asistí a un taller y empecé a comprender de qué se trataba.
Una constelación es un conjunto de estrellas relacionadas entre sí. Pero también es un conjunto de personas relacionadas entre sí. Por lo tanto, el término más apropiado sería el de constelaciones sistémicas o también movimientos sistémicos, que viene a ser lo mismo.
Todos estos términos están englobados en lo que llamamos el pensamiento sistémico y abarca los ámbitos en los que nos movemos y los sistemas necesitan un orden para que funcionen.
Por lo tanto, lo que Bert Hellinger (que fue quien nos ha mostrado el trabajo) descubrió, más que una terapia, es un pensamiento filosófico, muy apropiado para la época que nos ha tocado vivir tan individualista, donde parece que todo vale, y que no tiene en cuenta que todo lo que hacemos tiene repercusión en los demás y donde impera el poder y el dinero, a riesgo de las personas.
Todos pertenecemos a un sistema, el familiar, pero también al lugar donde nacimos, el país, etc., y estamos condicionados a las leyes que rigen en ese sistema particular. Parece que aunque queramos salir de ahí es muy difícil, porque, en lo más profundo, anhelamos pertenecer y el riesgo que corremos si salimos, es el de la exclusión. En este sentido, uno de los descubrimientos de Hellinger fue la conciencia personal y la familiar y que para conservar esta pertenencia somos de hacer cualquier cosa, si seguimos con la pequeña conciencia, se pueden hacer atrocidades (guerras, genocidios, etc,) con la conciencia tranquila. Así pues, la conciencia personal nos insta a seguir los dictados del sistema de origen para preservar la pertenencia., aunque creamos que no nos influye y que somos libres.
Hay una instancia mayor: La conciencia familiar, que vela por la supervivencia de la especie y que rige los destinos de las personas y sus relaciones mediante leyes. Somos mamíferos y necesitamos vincularnos, por eso es importante, ordenar y actualizar donde nos encontramos en relación a los sistemas a los que pertenecemos.
Desde el momento en el que nacemos, pertenecemos a un determinado sistema de relaciones, que con el tiempo, va ampliándose en círculos concéntricos. Los grupos y relaciones importantes para nuestra existencia, supervivencia y nuestro desarrollo de los que somos integrantes a lo largo de nuestra vida, ya sea obligados o de libre elección son:
- La familia de origen, padres, hermanos y hermanas.
- La red familiar, formada por los demás parientes.
- Relaciones de pareja.
- Amigos
- Nuestros propios hijos e hijas.
- Diversos grupos (Nación, religión, edad, sexo, clase social, profesión, educativo, etc).
Para que estos vínculos puedan desarrollarse, es importante un orden, que los contenga, igual que un ramo de flores necesita un jarrón con agua. Hellinger los denominó: Ordenes del amor. Estos órdenes actúan independientemente de nuestra voluntad o nuestra conciencia.
Vamos a ver cuáles son esos órdenes, que además son del sentido común que es el mayor de los sentidos:
- La ley de pertenencia: Todos los miembros de un sistema, tienen su lugar, ha de ser respetado, todos pertenecemos., dar el lugar, genera calma y tranquilidad al sistema.
- Vinculación y jerarquía: Cada miembro de la familia ocupa su lugar de orden de llegada, esto también se aplica en las empresas. El orden es importante para que todos sus miembros estén a gusto.
- El equilibrio entre el dar y el tomar: Las relaciones crecen cuando el intercambio es positivo y equilibrado. Entre iguales es un intercambio de dar y recibir. Entre padres e hijos, los padres dan y los hijos toman, si un hijo se sacrifica por los padres, se produce un desequilibrio importante. Por ejemplo, cuando un progenitor habla mal del otro al hijo, esto le genera un estrés difícil de soportar, porque el hijo, no puede ocupar su lugar y se hace cargo del sufrimiento del padre o madre, sintiéndose culpable.
Estas leyes, no son una nueva religión ni catecismo y por supuesto, algunas son cuestionables.
Pensar sistémicamente, nos abre a un campo increíble, donde existen infinitas posibilidades, muy creativas sobre todo, y ser creativos nos pone en contacto con la fuerza de la vida que fluye como un río. Si no tenemos en cuenta al otro, a los otros y las otras, si no nos cuidamos mutuamente, nos volvemos seres desvinculados y tristes y esto se ve mucho en algunos niños, acostumbrados a tenerlo todo materialmente, pero con una profunda necesidad de afectividad, presencia, cariño.. Somos seres de relación y nos necesitamos para sobrevivir y todos pertenecemos, no podemos tolerar lo que está sucediendo en el mundo, empezando por nosotros y donde tenemos puesta la mirada, que hacemos por el bien común, cada día, en cada gesto, como nos cuidamos y cuidamos, que acción creativa puedo realizar, algo diferente. Influimos en los demás más de lo que imaginamos. Igual peco de optimista, pero lo que no voy a hacer es generar pesimismo.
Menos mal que ya más personas están despertando, viendo que la colaboración, la unión por objetivos humanos, es la mayor felicidad, y para eso, el pensamiento sistémico es una clave esencial.
Personalmente, que vengo de la generación ochentera, donde la canción de la época era esa de “a quien le importa lo que yo haga o diga”, el trabajo sistémico, me ha proporcionado un sentido de responsabilidad para las futuras generaciones, porque sí que importa lo que yo haga, diga, etc… Los jóvenes, necesitan modelos donde mirarse, revelarse y luego seguir su propio camino, y nosotros, veníamos de padres traumatizados, porque sus propios padres, vivieron una tremenda guerra civil, donde las secuelas, siguen, con mucha rabia y enfado.
Por eso, por mi sentido de responsabilidad, me dedico a este trabajo, a veces duro, otras más dulce, pero que me proporciona una sensación de pertenencia a la raza humana, y porque la vida es el mayor de los regalos y no merece la pena desperdiciarla. Dicen que estar al servicio de la vida es la mayor de las alegrías… un pensamiento muy taoísta por cierto.
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